MITOS SOBRE VIH
El VIH SÍ EXISTE. Ha sido plenamente estudiado durante más de 30 años. Se trata de un retrovirus que ataca al sistema inmune de la persona que lo adquiere. El sistema inmune es la defensa natural de nuestro cuerpo frente a los microorganismos infecciosos, como las bacterias, virus y hongos capaces de invadir nuestro organismo.
El VIH ataca y destruye los linfocitos CD4, que son un tipo de células que forman parte del sistema inmune y que se encargan de la fabricación de anticuerpos para combatir las infecciones causadas por estos agentes externos.


El VIH no puede propagarse por el aire o el contacto con la piel, el sudor o la saliva. Esto significa que tomarse de la mano, beber del mismo vaso y otro tipo de contacto casual no propagan el VIH.
Los besos apasionados representan un riesgo mínimo y la presencia de heridas o sangre se necesitaría para que exista una transmisión.
Los mosquitos no inyectan la sangre de otras personas cuando pican, entonces no pueden transmitir el VIH.
Para adquirir el virus, es necesario el contacto con la sangre, el semen, fluido vaginal, liquido preeyaculatorio o leche materna en que este presente el virus. Para que ingrese es necesario una puerta de entrada al organismo como son las mucosas vaginales, pene, ano, heridas abiertas sangrantes, ojos y boca (con heridas expuestas). Por lo anterior se requiere que exista el virus, un fluido que lo contenga y una puerta de entrada.
El sexo seguro y otras medidas para no compartir jeringas, son necesarias para evitar que el VIH se transmita. La terapia antirretroviral controla los síntomas y la progresión del VIH pero no previene la re-infección. Los métodos anticonceptivos como las pastillas, esponjas, diafragmas y espermaticidas son diseñados para prevenir el embarazo, no la infección. Ninguno de estos métodos te protege del VIH u otras Infecciones de Transmisión Sexual (ITS).